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  • La leishmaniosis es una zoonosis, es decir, es una enfermedad que se puede transmitir de los animales a las personas. Se estima que cada año se producen entre 700.000 y un millón de nuevos casos en humanos. El mayor brote de leishmaniosis humana en Europa se produjo en Fuenlabrada en el año 2012 y aún  sigue activo. La vacunación de los perros  permite controlar una enfermedad que puede afectar al ser humano.
  • Contra la leishmania todas las medidas de protección suman. Debemos tener en cuenta que la transmisión del parásito se produce inmediatamente tras la picadura del flebótomo infectado, por lo tanto la eficacia del antiparasitario para evitar la picadura del flebótomo es fundamental. Esta eficacia  viene marcada por su efecto repelente, el cual disminuye significativamente según van pasando los días post- aplicación bajando desde un 99 % de eficacia a los 7 días post aplicación a un 24 % de eficacia a los 21 días post- aplicación. Por otro lado la tasa de protección de de la vacuna ronda el 90 %. Si vacunamos y a la vez usamos medidas externas repelentes contra el flebótomo se  obtiene una máxima protección.
  • Es más que una simple vacunación. En el caso de que el animal vacunado  desarrolle la  enfermedad, esta se manifestará de forma  más leve y de mejor pronóstico y evolución ya que la vacuna disminuye la circulación de inmunocomplejos.
  • Es una vacuna muy segura,  el número de casos reportados de reacciones adversas a la vacuna, representan tan solo el 0.07 % del total de vacunas puestas en el año 2019.
  • Coste económico. El coste del tratamiento  semestral para un perro de unos 10 kg de peso  infectado por leishmania es aproximadamente de unos 360 euros. En cambio , el coste de la prevención anual para el mismo animal rondaría los 125 euros. Es decir el coste del tratamiento para seis meses es  tres veces mayor que el coste de prevención para todo el año.
  • Coste emocional. A mayores de ser una enfermedad potencialmente mortal para nuestros perros, la leishmania es una enfermedad crónica, que requiere tratamientos largos y agresivos para el animal, con riesgo de recaídas periódicas.
  • La vacunación  es un acto solidario. Vacunando nuestros perros, nos protegemos todos.